El tercer volumen de la trilogía de la música, editada por
Alpuerto, titulado “Tres genios al piano” consta de tres relatos. El primero,
“12, place Vendome”, dedicado a Frederic Chopin, cuenta las andanzas de un
joven pianista polaco a través de un diario encontrado en una vieja buhardilla
del barrio de Saint Germain des Pres. Ese joven llega a París desde su Varsovia
natal en el verano de 1939, para perfeccionar sus estudios de piano bajo la
protección de la esposa de un poderoso banquero judío. Allí, en París, le
sorprenderá la invasión de Polonia por los nazis y el estallido de la segunda
guerra mundial. El segundo, “Mefisto vals”, dedicado a Frank Liszt, es un
cuento de misterio donde entran en juego un joven y prometedor pianista, su
prometida y un personaje extraño, maléfico, rayando en lo satánico. El tercero
y último “Buscando a Ravel”, trata de
una joven escritora a la que han encargado escribir el guión de una película
documental sobre la vida de Maurice Ravel, y decide viajar a San Juan de Luz y
Ciboure, lugar de nacimiento del compositor, con el fin de documentarse,
ambientarse y localizar exteriores. En esa ciudad costera del País Vascofrancés
conocerá a dos personas que le ayudarán en la búsqueda de la compleja y misteriosa
personalidad del compositor.
En este libro existe una evidente
unidad temática y geográfica. Los tres músicos además de compositores eran
consumados pianistas, y las tres historias trascurren en Francia, donde
escribieron su obra y vivieron la mayor parte de su vida. En París, en una
ciudad de provincias del Norte, y en San Juan de Luz. Ahora bien, como dice en
el prólogo el prestigioso crítico musical José Luis Téllez, estos cuentos no
son biografías al uso de estos compositores, sino que los toca de forma
tangencial, estableciendo un claro paralelismo entre los personajes de ficción
y los históricos.